jueves, 15 de julio de 2021

Inteligencia emocional

 Inteligencia emocional, sus orígenes.

Psic. Patricia Gagliardi


Pensar en el hoy es conectarse con una sociedad megacambiante. Zygmunt Bauman se refiere a estas sensaciones y la denomina en alemán Unsicherheit, que su traducción podría ser INCERTIDUMBRE, INSEGURIDAD Y DESPROTECCIÓN

Indican que las personas del siglo XXI surfeamos en olas de una sociedad líquida siempre cambiante a una velocidad extraordinaria, con aceleración constante y sin conocer nuestro destino. 

La única certeza que tenemos es que ese mundo, el de las certezas, la seguridad y la protección, ha desaparecido para darle paso al otro, al de lo incierto y lo impredecible.

Pero algo no ha cambiado, y es la importancia de aquella inscripción en el Templo de Apolo y que Platón escribe en voz de Sócrates “conócete a tí mismo”

Nacemos sociales, nuestro cerebro está preparado para conectarse socialmente. Es tan importante socializar como alimentarse. 

Las emociones son esenciales para la toma de decisiones, el éxito personal y profesional, para la salud, bienestar y felicidad y para la sociedad en su conjunto.


Respondernos a ¿por qué las emociones se unieron al concepto de inteligencia? requiere hacer un recorrido histórico. Para que una idea surja es necesario un contexto histórico y social que lo justifique y un cúmulo de ideas precursoras como inteligencia social (Thorndike) , las inteligencias múltiples (Gardner) y las investigaciones sobre emoción y cognición.



Peter Salovey y John Mayer son los padres del concepto de Inteligencia emocional, concepto que  se nos hace más conocido por la divulgación científica que ha realizado Daniel Goleman.


Thordnike en 1920 postula la existencia de una inteligencia social como una capacidad para relacionarnos de forma efectiva con los demás, aunque no pudo destronar el concepto imperante de inteligencia única y no llegó a tener la repercusión que posteriormente logró Howard Gardner con su teoría de “las inteligencias múltiples” (1970). La inteligencia se redefine como no única sino plural y cada persona posee al menos ocho tipos de inteligencias diferentes. Dos están centradas en símbolos como la


inteligencia lingüística y la lógico matemática y cuatro en los objetos como la cinético-corporal, la musical, la espacial y la naturalista. Las dos restantes, la interpersonal y la intrapersonal serían las conectadas con las emociones, o con la inteligencia emocional cuyo concepto surge con posterioridad.


Es a partir de los años 70 y 80 las neurociencias muestran que lo emocional y lo racional funcionan entrelazados en nuestro cerebro  y en la década del 90 Salovey y Mayer profundizando estos conceptos proponen el constructo que denominado Inteligencia emocional. 


La popularidad conceptual le llegó de la mano de Daniel Goleman en 1995, sale del círculo científico para pasearse en revistas de divulgación popular y entrar en el vocabulario cotidiano.  



Daniel Goleman hace uso de su astucia y enfatiza que el éxito personal y profesional no depende de nuestra inteligencia clásica sino de nuestras competencias emocionales y sociales. El mundo empresarial que siempre está en la búsqueda de mejores rendimientos comienza a verificar esto haciendo uso para la selección del personal.


Para Goleman la IE planteada en sus inicios incluye: 

  • El conocimiento de las propias emociones y el reconocimiento de las ajenas 
  • La capacidad de controlarlas
  • La capacidad de motivarse uno mismo.
  • El control de las relaciones.


Este modelo ha sido modificado por su autor, especialmente para aplicada  a organizaciones y negocios, y en la actualidad consta de dieciocho competencias asociadas con la dimensión competencia personal versus la social y las asociadas con la dimensión conciencia versus gestión, generando cuatro conjuntos de competencias:

  • Conciencia de uno mismo
  • Autogestión
  • Conciencia social
  • Gestión de las relaciones




La propuesta de Salovey y Mayer difiere de la de Goleman. La primera cuenta con una coherencia teórica, rigor y validez científica, mientras que la segunda es mas bien un conjunto descriptivo orientado al logro del éxito personal y profesional


Para Salovey y Meyer la IE está basada en el uso adaptativo de las emociones para solucionar problemas y adaptarse de forma eficaz al medio  y se plantea como un conjunto de cuatro habilidades:

  • Percepción, evaluación y expresión de las emociones
  • La emoción facilitadora del pensamiento
  • Comprensión y análisis de las emociones
  • Regulación de las emociones 



Cabe destacar en este breve recorrido que a ser inteligentemente emocionales aprendemos, y no importa la edad. Desarrollarla nos lleva no a poder todo sino a ser valientes para conocernos mejor y por ende ser conscientes de nuestras fortalezas como de nuestras debilidades.

 


 





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