lunes, 23 de marzo de 2020

Respiración y emociones en tiempos de aislamiento

Respiración y emociones:
¿Pensaste alguna vez en tu respiración? Te propongo que recuerdes cuándo suspirás, cuándo se acelera, cuándo falta el aire, seguramente concluiste que todos esos momentos se ligaron a emociones más intensas. Así es, la respiración y las emociones están íntimamente ligadas. Trabajar con la respiración transforma la mente, la mente transforma a nuestro cerebro y por ende nuestra vida mejora. 
Algo tan simple que hacemos desde que nacemos y lo repetimos mientras tengamos vida tiene un gran poder sobre nosotros. Principalmente en estos días de encierro, muchas veces sentirás que ella se acelera, que te invade la angustia y la ansiedad. Te propongo un ejercicio para reducirla y convertir esto en una rutina para tu vida. Notarás con las semanas que cambiará tu percepción, tu sueño, tu estado de ánimo. 
En primer lugar vamos a hacer consciente nuestra respiración:
Si te sientas en una silla, pon los pies en el suelo sin cruzar las piernas. Si te sientas en el suelo, puedes cruzar las piernas. También te puedes acostar en el suelo. 

  • Fija la mirada en el centro de la sala. 
  • A continuación en la pared más lejana o techo según la posición. 
  • Vuelve la mirada al centro de la sala.
  • Después a una distancia equivalente a la de leer un libro. 
  • Deja ahora que tus párpados se cierren y centra la atención en la respiración: percibe la leve sensación del aire entrando y saliendo de las fosas nasales, dedica unos instantes a sentir la respiración, inspirando y espirando. Imagina que tu mente es un océano, con una profundidad calma y clara, entran la luz desde la superficie, al exhalar subes a la superficie, al inhalar vuelves a sumergirte, que nada te interrumpa.
  • Desplaza ahora la atención a tu pecho y siente cómo se mueve cuando el aire entre y sale de los pulmones.
  • Déjate llevar por las olas de la respiración, fijando la atención en la sensación del pecho.
  • Desplaza ahora la atención hacia el abdomen y siente su movimiento (puede ser con la mano) (la respiración que realices con el abdomen es más relajante que la pectoral)

Repite este ejercicio cada vez que puedas, principalmente al acostarte, te hará entrar en un sueño relajante y reparador. 
Pero: QUEDATE EN CASA!!!! 

Psic. Patricia Gagliardi