lunes, 29 de octubre de 2012


Película: La Educación Prohibida
Dirección: German Doin.
Eulamproducciones 2012


Reflexión sobre el filme La Educación Prohibida y su relación con el aprendizaje y el cambio cognitivo.
Ps. Patricia Gagliardi

“La Educación Prohibida” es un filme documental que se propone y logra criticar la forma de entender la educación hoy. Hace visible sus contradicciones e intenta dejar planteada la necesidad de un nuevo paradigma. En su recorrido histórico  saca a relucir las bases que sostienen la escuela más dedicada al encierro, al orden, el silencio y la producción, en donde el niño parece más un cuenco por llenar que un científico a descubrir  y apuesta al reconocimiento, desde la imagen y las ideas, de una educación centrada en el amor, el afecto, la libertad y el aprendizaje.
Con  la “Alegoría de la caverna”[i] se da inicio  a un camino que invita a la reflexión, sin proponerse dar respuestas sino dando la posibilidad de generar dudas, plantear preguntas y cuestionamientos;  recuperar saberes, desempolvar teorías y combinarlas.
Si bien este filme ya ha sido interpretado por algunos sectores como un ataque a la escuela, selecciono la analogía planteada por Carlos Calvo Muñoz[ii] con un cuento de Jorge Luis Borges [iii],  sosteniendo que “La educación es el territorio donde el aprendizaje sucede y la escuela es el mapa, el mapa no puede reemplazar al territorio”.  Profundizando esta metáfora, tampoco destruir el mapa, al modo en que lo hicieron los cartógrafos en la narrativa, nos lleva a un buen final. En este punto es apropiado trasladar la educación a la escuela, ver la escuela como un banco de experimentación, y como en toda experimentación los mal llamados  “errores” ser una fuente privilegiada de información[iv] para poder trazar los pasos en el camino de la enseñanza.
Comienzo a reconocer las sombras  afuera de la caverna.
Dicen[v] que un periodista le pregunta a Thomas Edison sobre sus sentimientos por haber fallado mil veces en su gran invento y él respondió que no falló mil veces sino que la invención de la lámpara tiene mil pasos a seguir y esta es la visión necesaria en el aula. En este sentido considero que hay errores mal llamados ya que el término carga con una impronta cultural que le otorga una connotación negativa. “Si se concibe el aprendizaje como un proceso de construcción de significados compartidos (Coll y otros, 1995; Werstch, 1984; Edwards y Mercer, 1987) las concepciones de los alumnos dejan de verse meramente como un “error” para entenderse como el paso en el que se encuentra el alumno en la construcción de nuevos saberes”[vi] Esta mirada sobre el aprendizaje considera a las ideas previas como consecuencia del contacto con el entorno cultural y social. Tanto R. Pea, D. Perkins y G. Salomón sostienen que la mente nunca opera sola sino asistida por personas y herramientas tanto físicas como simbólicas. El entorno puede lograr que la persona acceda a conceptos complejos que no accede la persona solista, y aún así las aulas insisten con el individualismo y la arquitectura escolar lo favorece aún más. Retumban los pedidos de silencio, de alineación y  de orden.
El aprendizaje es algo que se produce en situación, no es algo que está en la cabeza, las actividades siempre están ligadas al contexto. Gavriel Salomón (2001)  afirma que la cognición al igual que las herramientas, artefactos y sistemas simbólicos son saberes compartidos por los individuos, de manera tal que el pensamiento estaría situado y distribuido socialmente en contextos particulares de intenciones e instrumentos. Si se reúnen en un sistema nos indica las relaciones que se producen entre sus componentes con propiedades emergentes que no pertenecen exclusivamente a ninguno de esos componentes y sí a todo el sistema. Roy Pea prefiere referirse al término cognición distribuida, como aquellos saberes que están presentes en diferentes personas y que, al compartirse, pasan a ser apropiados por los compañeros del grupo  para la cual Gavriel Salomón explica que el producto de la asociación intelectual que resulta de la distribución de las cogniciones no es atribuible a ninguno de los asociados ya que es un producto de la relación, del mismo modo que las propiedades emergentes de los sistemas.
El filme insta a adherirse a los modelos experienciales y calientes del cambio conceptual[vii] que abordan el uso del contexto, los elementos motivacionales y afectivos otorgándole la relevancia que tienen en relación al favorecimiento del proceso de aprendizaje y al cambio conceptual en sí mismo. Se rescatan frases textuales como:
ü  “Todo vivir humano ocurre en conversaciones y es en ese espacio donde se crea la realidad en que vivimos” H. Maturana
ü  “Estudiar no es un acto de consumir ideas, sino de crearlas y recrearlas” Paulo Freire
ü  “Podemos vivir sin saber logaritmos pero no podemos vivir sin relacionarnos con otras personas”
ü  “Se educa para la competencia, no para la paz ni para la integración”
En este último punto nos cuestiona los parámetros evaluativos que son utilizados actualmente, si bien he acotado el análisis a algunos escasos conceptos  del aprendizaje dejo abierto  el interrogante sobre este aspecto. El mapa tiene hoy demasiadas imprecisiones, se necesita  observar nuevamente el territorio y retrazarlo o para utilizar un término más actual: reconfigurarlo tantas veces como sea necesario. 
Valoro el aporte de “La Educación prohibida” ya que nos ha puesto a reflexionar sobre lo que tenemos, lo que queremos y lo que podemos.
 Nos ha expulsado de la caverna y esto no se transita sin dolor.


[i]  Referido al Mito o Alegoría de la Caverna de Platón (Libro VII, “República”)
[ii] Calvo Muñoz, Carlos, educador investigador, Chile.
[iii] Borges, J.L. (1960) “Del rigor en la ciencia”. El hacedor.
[iv]  Martín Ortega, E (2000) ¿Puede ayudar la teoría del cambio conceptual a los docentes?. Revista de investigación e innovación educativa N° 26.
[v] Relato extractado de “La Educación Prohibida”
[vi] Martín Ortega, Op. Cit.
[vii] Rodriguez Moneo, Ma. (2000) Cambio conceptual y educación. Revista de investigación e innovación educativa N° 26.

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