lunes, 29 de julio de 2024

Tips para reducir tu angustia


 

Consecuencias de los duelos prolongados

 

Seguir adelante sin quedar atrapad@ después de la pérdida

Psic. Patricia Gagliardi

El duelo es una experiencia profundamente humana que, aunque puede ser una oportunidad para el crecimiento personal y el fortalecimiento emocional, también puede convertirse en una trampa si se prolonga o no se maneja adecuadamente. El dolor y el estrés asociados al duelo tienen una función adaptativa, ayudándonos a procesar la pérdida y a reorganizar nuestras vidas. Sin embargo, cuando superan ciertos límites, pueden ser contraproducentes, afectando negativamente nuestra salud mental y física.

Efectos Cognitivos del Duelo Prolongado

El cerebro humano a menudo lucha por comprender la pérdida de un ser querido, lo que puede llevarnos a buscar explicaciones o a caer en un ciclo de pensamientos imaginando situaciones de anulación de la pérdida y ensayando diferentes escenarios posibles,  lo cual nos deja atrapados en un bucle de sufrimiento (Stroebe, Schut, & Stroebe, 2007). Este proceso puede establecer conexiones neuronales disfuncionales que, si se refuerzan repetidamente, se convierten en la respuesta automática del cerebro a situaciones similares produciendo generalizaciones.

A largo plazo, el duelo no elaborado puede afectar diversas funciones cognitivas, desde la atención y la memoria hasta la toma de decisiones, la función visuoespacial, la fluidez verbal e incluso la velocidad de procesamiento de la información (Fagundes & Wu, 2020). Esta disfunción cognitiva puede deberse a cambios en la estructura y función cerebral, incluyendo una reducción en la actividad de la corteza prefrontal, que es crítica para la regulación emocional y el pensamiento racional (O'Connor et al., 2008).

Integración Racional y Emocional

Superar el duelo implica un delicado equilibrio entre la parte racional y la parte emocional del cerebro. La integración de estas dos facetas es esencial para no quedar atrapados en los sentimientos sin la mediación del pensamiento racional, o para evitar reprimir los sentimientos en favor de un enfoque excesivamente racional (Bonanno, 2004). La meditación mindfulness ha demostrado ser una herramienta efectiva para reconectar con el presente, ayudando a las personas a encontrar consuelo en el "aquí y ahora" (Garland et al., 2010). Cuando la mente viaje hacia pensamientos oscuros, la práctica de mindfulness enseña a llevarla de vuelta suavemente al presente, promoviendo una mayor conciencia y aceptación de las emociones.

Proceso de Adaptación y Creación de Nuevos Significados

El duelo no es un proceso lineal, y aprender a vivir con la pérdida puede ser un camino lleno de desafíos. La muerte de un ser querido altera profundamente nuestro "mapa" mental, lo que puede hacer que nos sintamos perdidos mientras nuestro cerebro intenta encontrar un nuevo sentido a las cosas (Bonanno, 2004). Con el tiempo, sin embargo, podemos establecer nuevas conexiones neuronales y encontrar nuevas formas de relacionarnos con el mundo, desarrollando significados que nos permitan seguir adelante.

Es importante recordar que seguir adelante no implica olvidar a la persona que hemos perdido, sino encontrar una nueva forma de vivir que honre su memoria. Esto probablemente es lo que esa persona desearía para nosotros, y es un paso esencial para la recuperación y el crecimiento personal.

Referencias Bibliográficas

  • Bonanno, G. A. (2004). Loss, trauma, and human resilience: Have we underestimated the human capacity to thrive after extremely aversive events? American Psychologist, 59(1), 20-28.

  • Fagundes, C. P., & Wu, E. L. (2020). The role of the immune system in the psychological effects of bereavement. Psychosomatic Medicine, 82(2), 105-113.

  • Garland, E. L., Gaylord, S. A., & Fredrickson, B. L. (2010). Positive reappraisal mediates the stress-reductive effects of mindfulness: An upward spiral process. Mindfulness, 2(1), 59-67.

  • O'Connor, M. F., Wellisch, D. K., Stanton, A. L., Eisenberger, N. I., Irwin, M. R., & Lieberman, M. D. (2008). Craving love? Enduring grief activates brain's reward center. NeuroImage, 42(2), 969-972.

  • Stroebe, M., Schut, H., & Stroebe, W. (2007). Health outcomes of bereavement. The Lancet, 370(9603), 1960-1973.


Educar por las emociones

¿Qué hace nuestro cerebro con las pérdidas de pareja?

Causas de la “niebla mental en duelo”

Psic. Patricia Gagliardi

Neurocientíficos de la Universidad de Columbia analizaron el comportamiento de ratones de campo, específicamente los ratones de  pradera (Microtus ochrogaster). Estos fueron seleccionados para la investigación por ser una especie monógama formando pareja de por vida, lo que los convierte en un modelo valioso para estudiar el apego y el comportamiento social. Por su comportamiento tienen una red especial de neuronas que ha ido evolucionando para facilitar ese vínculo especial y dar seguimiento a su pareja. Dos neuroquímicos clave en este proceso son la oxitocina y la vasopresina, que juegan un papel fundamental en la formación de vínculos sociales.

Oxitocina, Vasopresina y Dopamina

La oxitocina es conocida como la "hormona del amor" y está implicada en la formación de vínculos sociales, incluido el apego materno e interpersonal. Con el contacto amoroso actúa como tranquilizador. En los ratones de campo, la oxitocina actúa en regiones específicas del cerebro, como el núcleo accumbens, que es parte del sistema de recompensa (Young & Wang, 2004).

La vasopresina, por otro lado, también está relacionada con el comportamiento social y el establecimiento de vínculos de pareja. En los ratones de campo, la vasopresina actúa en la región ventral del pálido, una parte del cerebro involucrada en la conducta social y la motivación.

Los investigadores analizaron el papel de la dopamina en el cerebro de los ratones de campo cuando están con su pareja. En uno de los experimentos, un ratón debía presionar una palanca o trepar una valla para llegar a su pareja, mientras un sensor de fibra óptica rastreaba la actividad en el "núcleo accumbens", una región del cerebro asociada con la recompensa social y la motivación.

Los investigadores observaron que cuando los ratones presionaban la palanca o trepaban la valla para estar con su pareja, el sensor registraba un aumento en los niveles de dopamina, según explicó Anne Pierce, estudiante de posgrado en CU Boulder y autora principal del estudio. El mismo aumento en la actividad se observaba cuando los ratones olfateaban o se acurrucaban con su pareja. Sin embargo, el sensor mostraba una disminución de actividad cuando había otro ratón, no la pareja, al otro lado de la valla.

Este patrón neuroquímico es especial en los ratones de pradera difiere significativamente de otras especies de roedores, como los ratones de campo de montaña, que no forman vínculos de pareja de por vida y tienen un patrón de expresión de receptores de oxitocina y vasopresina diferente. En investigaciones comparativas se traspola al ser humano.

Zoe Donaldson, profesora asociada de neurociencia del comportamiento en CU Boulder y coautora del estudio, comentó que "como humanos, nuestras interacciones sociales se caracterizan por un deseo selectivo de interactuar con diferentes personas, como nuestra pareja romántica o amigos íntimos. Esta investigación sugiere que ciertas personas dejan una huella química única en nuestro cerebro, lo que nos impulsa a mantener estos vínculos a lo largo del tiempo".

Cuando perdemos repentinamente a alguien a quien amamos, nuestro cerebro no se adapta de inmediato. Necesita tiempo para asimilar la ausencia de esa persona y reorganizar las conexiones que ha creado a lo largo del tiempo. Esto explica por qué, en los primeros momentos del duelo, no solo sentimos dolor, sino que también experimentamos una sensación de irrealidad y confusión, como si nos despertáramos en un mundo donde todo ha cambiado.

El cerebro intenta encontrar un sentido en medio del caos. Busca localizar a la persona que hemos perdido, lo que nos lleva a repasar una y otra vez diferentes escenarios, recuerdos compartidos y posibles futuros que ya no serán. Es como si el cerebro se resistiera a aceptar la realidad mientras lucha por reconfigurar un futuro que parece inconcebible.

Durante este proceso, tratamos de seguir con nuestras vidas cotidianas: levantarnos, ir al trabajo, cuidar de los niños, cumplir con los compromisos sociales y recordar tareas como pagar las facturas. Es como intentar leer y comprender a Nietzsche mientras corremos una maratón.

Afortunadamente, gracias a la neuroplasticidad, el cerebro puede crear nuevas conexiones en respuesta a un trauma psicológico, pero esto requiere tiempo y energía. Durante un tiempo, el cerebro prioriza funciones más primitivas. La corteza prefrontal, que está involucrada en la toma de decisiones racionales y el autocontrol, cede protagonismo al sistema límbico, donde se encuentran nuestros instintos de supervivencia y reacciones emocionales, provocando un "secuestro emocional."

Estos cambios explican por qué a menudo experimentamos "niebla mental" como una secuela del duelo. También explican por qué podemos sentir que estamos perdiendo el control o despistarnos constantemente. Incluso podemos perder la noción del tiempo, salir a hacer algo y olvidar qué era, o llegar a un lugar sin saber por qué estamos ahí o cómo llegamos.

Estos estudios subrayan la importancia de la neurobiología en la comprensión de comportamientos complejos como la formación de vínculos de pareja, y cómo diferentes especies pueden desarrollar mecanismos neurobiológicos distintos para facilitar estas conexiones sociales.




Referencias Bibliográficas

  • Young, L. J., & Wang, Z. (2004). The neurobiology of pair bonding. Nature Neuroscience, 7(10), 1048-1054.

  • Insel, T. R., & Young, L. J. (2001). The neurobiology of attachment. Nature Reviews Neuroscience, 2(2), 129-136.