¿Las emociones impactan en el aprendizaje?
Psicóloga Patricia N. Gagliardi
Remontarnos
a una experiencia personal guardada en la memoria de nuestra escolaridad puede
empezar a echar luz sobre el tema. Las clasificaciones arbitrarias infantiles
sobre las asignaturas en “buenas o malas”, “me gustaron o no me gustaron”, en
la mayoría de las veces están atravesadas por la relación con el docente o con
el grupo de pares.
Las
emociones han estado implicadas en el aprendizaje mucho más de lo que las hemos
hecho explícitas y concientes. La
escuela ha sido siempre el dominio de la razón y pareciera que las emociones
quedaban fuera del aula, o mejor de la escuela. Sin embargo, la emoción dirige
nuestra atención y ésta al aprendizaje y la memoria.
Una
posible clasificación de las emociones puede ser la siguiente:
° Emociones
primarias como la ira, tristeza, miedo, disgusto, placer y sorpresa,
son universales y fácilmente reconocibles .
° Emociones
secundarias empatía, compasión, vergüenza, culpa, orgullo, envidia,
esperanza, desilusión, celos, desprecio entre otras
° y las mixtas que son las combinaciones de las anteriores.
Todas
las emociones se manifiestan en nuestro cuerpo, en nuestra conducta y le
otorgamos un significado particular a esa experiencia analizando nuestra
reacción, o cuál es la mejor manera de actuar, o bien pueden traer recuerdos
desagradables o placenteros a nuestra memoria o sus sensaciones. Las emociones
se procesan en el cerebro pero se sienten en el cuerpo.
Tienen
un rol destacado en el aprendizaje por dirigir la atención y crear significados
además de tener sus propias vías de recuerdo. Aquellas experiencias escolares
conectadas a emociones serán guardadas en nuestra memoria emocional y podrán
ser recordadas con mayor facilidad, del modo inverso un sujeto sometido a un
alto nivel de excitación emocional tendrá dificultades para aprender
independientemente de su coeficiente intelectual. Estas últimas son emociones
que ejercen un impacto negativo porque perturban la atención, la concentración,
el recuerdo. El miedo también impide el procesamiento de la información. Salir
de esto implica instalar una emoción positiva que impacte y neutralice la
anterior. El humor y la risa siempre posibilitan que los alumnos estén más
propensos a aprender. Si las emociones
son placenteras, hay un aumento del interés y de la atención, en cambio, si las
experiencias generan displacer aumenta la ansiedad, el aburrimiento y la
sensación de impotencia.
La
tarea parece difícil, el docente no puede manejar todas las variables que le
suceden a un niño en su día de vida, pero si puede generar un ambiente de
seguridad y bienestar que logre aumentar su confianza y reducir su estrés.
Un niño/joven que se siente capaz,
competente y confiado, se mostrará: espontáneo,
activo, enérgico, entusiasta, sensible, reflexivo, afectuoso, colaborador,
responsable, asume riesgos y también sus propios errores, mira a los ojos,
tiene metas, proyectos, puede aplazar la gratificación y pide ayuda cuando es
necesario. Se diferencia del niño que se siente vulnerable, porque este es:
tímido,
sensible, solitario, dependiente, poco comunicativo, torpe, impulsivo, se cansa
fácilmente, busca la aprobación externa, adopta una actitud agresiva,
impaciente y con dificultades para concentrarse.
Como docentes, el trabajo con las
etapas del desarrollo emocional debe ser nuestra prioridad, porque cómo ya se
ha mencionado son el sostén del aprendizaje, de lo contrario llenaríamos un recipiente sin fondo.
Las etapas del desarrollo emocional
son: primero el darse cuenta y nombrar las emociones, muchas de ellas
son confundidas por nuestros alumnos y pueden decir que están mal pero en
realidad están con miedo o con tristeza, como segunda y tercera etapa, aceptar las emociones y
expresarlas, y por último regularlas. La última etapa es
esencial para la buena convivencia, si las anteriores están logradas pero no
hay regulación de ellas es tan peligroso como no tener emociones.
Como docentes podemos contribuir a
fortalecer el desarrollo emocional de los alumnos empezando por nuestra
capacitación para tener más competencias personales y profesionales, integrando
la dimensión emocional todos los días en el aula, tejiendo vínculos de
confianza con el grupo y principalmente manteniendo una relación apropiada desde
nuestro rol pero cercana como personas.
¿Las emociones impactan en el aprendizaje?